30 de junio de 2014

Bruno es diferente.

Tener trillizos no es tan complicado como puede parecer. Después de un tiempo una se acostumbra a hacer todo como en una línea de montaje: bañar, cambiar, esterilizar mamaderas, dar de comer.. todo de a tres.
Sin embargo, en ciertos aspectos, Bruno parecía más demandante. Más llorón durante los primeros 3 meses. También, en determinado momento, se negó a tomar mamadera, entonces sostenerlo solo a pecho, no era tan fácil... Y además, a la hora de dormirse, requería muchos mimos y brazos, que nunca le negamos, ni a él, ni a Manuela y Mateo. En resumidas cuentas, Bruno era (y es!) muy demandante.
Nunca llegó a esbozar una sonrisa completa, esa sonrisa que las mamás esperan en todo bebé. Pero con otros dos bebés sonrientes (incluso Mateo que se carcajeaba de risa!) y el baile de tener tres bebés, su falta de sonrisa no era tan preocupante. Sin embargo, con mi esposo, siempre decíamos que dábamos cualquier cosa por una sonrisa de Bruno... literalmente, cualquier cosa.
Comenzaron a transcurrir los meses, y Bruno tenía dificultad para las actividades que requerían motricidad fina y siempre estaba rígido, como con los músculos de todo su cuerpo en tensión. Sin embargo, la demanda por mimos, caricias y brazos era la de siempre, y fundamentalmente más intensa a la hora de dormir. Muy mimoso.
Sus juegos consistían en pasar horas con unos tarritos de apilar, tirándolos al piso, viéndolos girar. Girar ruedas de autos, y también mirar girar las ruedas de una silla giratoria. Si había un ventilador, sus ojos no se despegaban de él. Todo lo que girase le provocaba fascinación.
Cuando cumplió 15 meses, recibimos el primer comentario, en el Jardín, que Bruno parecía no escuchar. Esto es clásico en los diagnósticos de autismo, pero yo no tenía idea.
En la clínica de Alto Riesgo nos indicaron que hiciéramos el estudio de Potenciales Evocados y el estudio dio normal. Qué alegría la mía!
En la clínica de Alto Riesgo, se le pedía a Bruno que fuese, viniese, se lo llamaba, y era lo mismo que la nada... Yo lo atribuía a mil razones, hasta que la Neuropediatra me dijo que nada de lo que yo decía tenía sentido, que mi hijo tenía un problema, y que yo no quería ver... Y fui derivada con la Dra. Soledad Cabrera, psiquiatra infantil, que como ya mencioné, ha sido como un ángel con todo nuestro grupo familiar.
Ella solicitó un psicodiagnóstico y tests de varios tipos.
Solo recordar estos estudios, se me viene el alma al piso: se le daban indicaciones de todos los colores, y no respondía a nada, siempre con su mirada perdida, y sin sonreír.
Soy muy devota a la Virgen de la Medalla Milagrosa. Recordando a mi abuela, me vino la Virgen a la cabeza, cargué a Bruno después de una de las varias sesiones en las que se realizó el psicodiagnóstico, y me fuí con él a la Iglesia que está frente al Hospital Pasteur. Todavía lo recuerdo, en invierno, con una campera color crema y un gorro de lana, parado al lado de un banco de iglesia, con cara de qué es este lugar y
qué hacemos aquí, mientras yo me deshacía en lágrimas y rezos..
La doctora Soledad escribió "Diagnóstico presuntivo: Transtorno Generalizado del Desarrollo" y la verdad que ni lo registré. Nunca entendí lo que escribió ni lo que eso significaba.

Solo sabía que Bruno, era demasiado mimoso para cualquier cosa que no fuera ser un gordo divino y adorado...

2 comentarios:

  1. Y que puedo decirte yo de esa sonrisa que me conquistó tanto tiempo dejandi huellas !!! Te felicito Noel besos fer

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  2. Ricardo Hundelshaussen20 de mayo de 2015, 11:24 p.m.

    Hola Maria, hace unos años tuve el placer de conocer tu hermosa familia y aun recuerdo el amor que se siente al llegar a tu casa...te felicito por todo lo que haces y se que sin la ayuda de tu esposo las cosas serian mas dificiles...Dios te siga llenando de mucha fuerza y sabiduria...deseo lo mejor para tu familia y espero visitarte nuevamente...saludes...!!!

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